Thelma Schoonmaker, editando a Scorsese

Si Scorsese aparece en el título de esta entrada es porque el tándem creativo de estas dos personas es indisoluble. No se puede entender a uno sin la otra y viceversa. Schoonmaker apenas ha trabajado para otros directores o directoras, trabajaron juntos desde que eran estudiantes y sus películas están hechas a cuatro manos y dos cabezas. Juntos son una leyenda viva del cine capaces de crear auténticas obras maestras y juntos han creado un estilo y una escuela que ha sido referente para muchas y muchos de los cineastas que han venido después.

El montaje fue desde los inicios del cine cosa de mujeres. Primero porque montar el celuloide requería de manos ágiles y pequeñas, segundo porque es un trabajo privado, interior, la sala de montaje es la cocina de las películas y allí estuvieron ellas. Los grandes directores tuvieron grandes montadoras, desde David W. Griffith a Jean Luc Goddard, pasando por Carlos Saura en su cine de los 70 o Quentin Tarantino. Ha sido la profesión técnica con más nombres de mujer a lo largo de los años.

LOS INICIOS

Schoonmaker nació el 3 de enero de 1940 en Argelia donde su padre estaba destinado por trabajo. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, la familia fue evacuada a Estados Unidos por un periodo breve de tiempo y después destinaron a su padre a Aruba. Allí es donde creció Thelma para pasar después parte de su infancia en Portugal.

No se estableció definitivamente en EE.UU. hasta 1955, en Ridgewood, New Jersey. Allí es donde estudió la educación secundaria y después fue a la universidad de Cornell a estudiar ciencias políticas y ruso porque quería hacer carrera diplomática. Cuando se graduó en 1961 se presentó a los exámenes para trabajar en el gobierno, sin embargo, suspendió el examen final al expresar su repulsa por la política del apartheid en Sudáfrica. También se oponía a la guerra de Vietnam y apoyaba firmemente el movimiento por los derechos civiles.

DE LA DIPLOMACIA AL CINE

Así que se matriculó en un curso de arte primitivo en la universidad de Columbia y mientras estaba estudiando vio un anuncio en el New York Times para trabajar con una beca de asistente de edición. Respondió al anuncio y consiguió el trabajo. Trabajo que consistía en cortar fotogramas de películas clásicas europeas (Truffaut, Goddard, Fellini) para adaptar su duración al estándar de los tiempos de emisión de la televisión estadounidense.

Thelma decidió matricularse en un curso de cine en la Universidad de Nueva York y allí conoció al también estudiante Martin Scorsese. Él estaba intentado terminar su corto What’s a Nice Girl Like You Doing in a Place Like This?, pero el chico que le estaba ayudando con el montaje, había destrozado la película y uno de los profesores le pidió a Schoonmaker que si podía ayudarle. Y allí comenzó una de las historias más memorables de la historia del cine, pues al final terminó montando el primer largo del cineasta en 1967, Who’s That Knocking at My Door.

Dos jóvenes estudiantes de cine, Thelma y Marty

En esos años, Thelma también conoció al realizador Michael Wadleigh y junto a Martin Scorsese editaron su documental sobre Woodstock. Recibió por ello, nada menos que una nominación al Oscar (la primera vez que un documental era nominado en esta categoría). El montaje que hizo, le dio al documental un toque artístico lo que le dio una visibilidad que no era habitual en los documentales de la época.

Con el director Michael Wadleigh editando «Woodstock»

Sin embargo, y a pesar de la nominación no podía trabajar en películas porque no era miembro del Sindicato de Editores (Motion Picture Editors Guild). Para acceder había que tener 5 años de experiencia como aprendiz y luego otros tres como asistente. El hecho de que ella hubiera trabajado como montadora y que además hubiera sido nominada a un premio de la academia por ello, no era suficiente.

EL BINOMIO PERFECTO

Durante los 70 no pudo trabajar formalmente para Scorsese, aunque sí que lo hizo sin acreditar como por ejemplo en Taxi Driver (1976). Por fin consiguió entrar en el sindicato gracias a la ayuda de Scorsese y a partir de ahí todo cambió pues se hizo responsable del montaje de Toro Salvaje (1980), considerada ya una obra maestra del montaje. Por ella, la volvieron a nominar y ganó su primer Oscar, según ella misma dice por las secuencias de las peleas. Y sin embargo, como ella ha contado en una entrevista, fue una noche agridulce pues no ganaron ni a Mejor Dirección ni a Mejor Película algo que ella consideraba injusto, aunque entendía que era una película dura y difícil, consideraba que estaba magistralmente dirigida y sintió mucho que Marty no se llevase el Oscar.

Es la persona con más nominaciones a los Oscars en la categoría de Mejor Edición, nueve en total y la única mujer que ha ganado varias veces en esta categoría: Toro Salvaje (1981). El aviador (2005) e Infiltrados (2007). La última ha sido por su trabajo en Los asesinos de la luna (2023).

Desde Toro salvaje ha editado todas las películas de Martin Scorsese, incluyendo el vídeo clip musical de Michael Jackson Bad en 1987.

EL TRABAJO DE SCHOONMAKER

Thelma Schoonmaker apenas ha trabajado con cineastas que no sean Scorsese. Forman un tándem profesional y creativo en el que la complicidad es absoluta. Ella dice que aprendió a montar con él, que era el que realmente sabía de cine. Scorsese siempre está con ella en la sala de montaje. Cuando están trabajando en un película ella intenta asistir al rodaje para poder tomar notas in situ, en esta última película, debido a las restricciones por los protocolos anti COVID, no pudo estar, sin embargo, recibía todos los días el material filmado (esta vez han filmado en película y luego lo han pasado a digital) y se reunía on line con Scorsese. De esta manera ella podía ir anotando y desarrollando sus ideas para el montaje, aunque según comenta, Martin filma con la mente puesta en el montaje, por lo que luego todo es mucho más sencillo, cuando ambos se encierran en la sala de montaje.

El montaje es el único elemento artístico propio del cine, es lo que le da el status narrativo y es fundamental a la hora de desarrollar el estilo y el tempo de una película. Y, generalmente, cuanto mejor está hecho, menos se nota y mejor fluye la película.

Hay mucho misterio en el montaje cinematográfico, y eso se debe a que se supone que no se debe ver mucho. Se supone que se debe sentir que una película tiene ritmo y dramatismo, pero no necesariamente hay que preocuparse por cómo se logró.

Thelma Schoonmaker

A veces han reprochado a sus montajes que sean poco respetuosos con la continuidad. Thelma recuerda cuando estuvo nominada al Oscar por Uno de los nuestros y perdió frente a Bailando con lobos, el montador de dicha película le preguntó, ¿por qué hiciste ese montaje con una continuidad tan mala? Ella preguntó, ¿cuál?, hemos hecho un montón. Se refería a una escena con Paul Sorvino y un actor amateur. Este era estupendo, pero no cuidaba la continuidad de sus acciones. Para ella y para Martin, lo más importante era lo maravilloso que estaba actuando el actor así que les daba igual si el cigarro de Paul Sorvino no respetaba el raccord de la escena, siempre tienen prioridad las buenas interpretaciones de las y los intérpretes.

El legado de Schoonmaker es innegable pues creó un estilo de montaje que después ha definido el cine contemporáneo estadounidense. De hecho, algunas de las montadoras más importantes que vinieron después reconocen abiertamente su influencia. Este fue el caso de la editora de las películas de Quentin Tarantino, Sally Menke, que era fan del cine de Scorsese por el trabajo de montaje de Thelma o en la actualidad, Jennifer Lame, montadora de Oppenheimer (Christopher Nolan, 2023), también nominada junto con Schoonmaker, que reconoce su admiración, influencia y respeto por el trabajo de Schoonmaker.

Thelma, Marty y Michael, una historia de cine

Sirva de epílogo a este texto esta historia poco conocida, una historia emotiva, tierna y justiciera y llena de amor por el cine. En 1975, el Festival de Cine de Edimburgo le propuso a Scorsese dar un premio. Él no dudó en nombrar a Michael Powell, director inglés cuyas películas habían marcado su infancia, entre otras Las zapatillas rojas (1948) o Los cuentos de Hoffman (1951). El problema es que nadie sabía cómo era Powell, ni siquiera si estaba vivo. Lograron localizarle viviendo muy humildemente en un pequeño cottage in Gloucestershire, olvidado.

Scorsese, Powell y Schoonmaker

Tiempo después, Scorsese invitó a Powell a EE.UU. donde pudo constatar el resurgimiento de su obra y pudo conocer Thelma de la que se enamoró. Se casaron en 1984, ella tenía 44 años y él 79, su matrimonio duró hasta la muerte de él en 1990, apenas 6 años. Desde entonces, Thelma y Marty tienen el firme propósito de restaurar y preservar las obras de Michael Powell (y Emeric Pressburger) y compartir su legado.

En aquellos últimos años en que Michael Powell estuvo casado con Schoonmaker, hizo incluso sus aportaciones al trabajo que ellos hacían, por ejemplo, gracias a su comentario sobre lo llamativos que eran los guantes rojos de boxeo en Toro Salvaje, Scorsese decidió pasarse al blanco y negro. También les proporcionó el final de Jo, qué noche y gracias a él hicieron Uno de los nuestros que Powell consideraba el mejor guion que había leído en los últimos años.

En noviembre de 2023 Thelma Schoonmaker presentó en el British Film Institute todo el trabajo de restauración en el que llevan trabajando durante 30 años y ahora, tras la vorágine de Los asesinos de la luna, quiere retirarse una temporada para trabajar en los diarios de Michael Powell para poder publicarlos.

Thelma Schoonmaker con las zapatillas originales de «Las zapatillas rojas»

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